Mientras mi esposa pasaba por 24 horas seguidas de trabajo de parto, se volvió obvio que no estaba totalmente listo para mi primer bebé. ¿Bocaditos? Los comí hace un buen rato. ¿Teléfono celular? Casi sin batería. ¿Cambio de calcetines? No hay otro par por ningún lado. Mi esposa tenía todo lo que necesitaba en una maletita o el hospital se lo daba, pero, claramente, a mí no se me había ocurrido pensar en esto.
No tengo que decirlo, definitivamente aprendí -lo mejor que pude- después del nacimiento del primer bebé. Aquí listo algunos de errores iniciales que cometí.
Encontrar comida y un lugar cómodo para dormir. Aunque habíamos realizado un recorrido del área de maternidad del hospital semanas antes de que nuestro primer pequeño naciera, no pude ubicar las cafeterías y tenía un hambre voraz. Además, no presté atención a los trámites para que los papás pasaran la noche en el hospital. Así que dormí en un terrible sillón reclinable que a menudo colapsaba con mi peso. De cualquier forma no iba en realidad a descansar.
Los básicos de la instalación del asiento de bebé. En forma muy responsable, ya había comprado e instalado un asientito para el auto con meses de anticipación para usarlo de regreso a casa, pero no me había dado cuenta que en realidad no tenía idea de cómo usarlo. ¿Arnés de cinco puntos? ¿Qué? Una revisión del manual habría sido una excelente idea.
Papel en vez de plástico. En el hospital, en penumbras, me preguntaba cómo sacaría mi auto del estacionamiento ya que solo aceptan efectivo. Según mi sabiduría, había decidido confiar en mi amplia gama de tarjetas de crédito. Hasta la máquina expendedora, que estaba llena de tentadora comida chatarra, estaba fuera de mi alcance. Lección aprendida: nunca subestimes la importancia del dinero real en una emergencia.
La paciencia es una virtud. En ese momento, el tedio comenzaba a hacerme su presa. Tontamente esperaba que el nacimiento fuera rápido, como siempre sucede en la TV. Pero, en realidad, la espera fue larga. Repasé la misma revista de regalos cientos de veces ese día, deseando haber llevado más formas de entretenimiento. Pero habría cambiado todas las revistas del mundo por un cambio de ropa o, incluso mejor, un cepillo de dientes. Por supuesto, también olvidé empacar eso.
De cualquier forma, prometí que no volvería a pasar. No sabía que ninguno de nuestros hijos vendría según el plan. El segundo bebé, por ejemplo, tuvo sufrimiento fetal y estuvo cerca de pasar a cuidados intensivos, mientras el tercero nació por cesárea. En otras palabras, los partos rara vez parecen ser lo que esperabas, sin importar cuánto te prepares.
Dejando a un lado la preparación, después que nació nuestro primer bebé y mientras observaba su grandes ojos azules por vez primera, algo inesperado sucedió: dejé escapar un profundo sollozo, que estoy seguro todos los presentes pudieron escuchar. Pero, honestamente, no me preocupaba mantener mi dignidad en ese punto. Sin embargo, recordé ir preparado con muchos pañuelos desechables la próxima vez.
Donald S. Deane es el orgulloso papá de tres pequeños que le dan alegría en cantidad y muchos desvelos. Ha tenido una variedad de trabajos, que incluyen maestro de inglés, reportero/editor de periódicos, gerente de proyectos en internet, lavaplatos y trabajador en la perrera. Don ha escrito para AOL TV, Moviefone, TheFW, ScreenCrush, GuySpeed y Arcade Sushi, entre otros.
Nuestros consejos para padres son sólo sugerencias. Le recomendamos también consultar a su proveedor de servicios médicos y contactarlo de manera inmediata si su pregunta es urgente o acerca de alguna condición médica.