Con la imaginación en pleno desarrollo, los niños de tres años entran en una etapa en la que el juego de imitación adquiere mayor importancia. Además, les encanta hacer preguntas... ¡sobre cualquier cosa! Para que tu hijo de tres años sea cada vez más independiente, anímalo a expresarse y a jugar a explorar su entorno.
Disfruta disfrazándose o fingiendo que es otra persona.
Le encanta moverse y pocas veces se está quieto.
Le reconforta oír que la gente le quiere.
Empieza a compararse con otras personas.
Su equilibrio y coordinación han mejorado, de modo que ya puede chutar o coger una pelota.
Puede lanzar una pelota a poca distancia y atraparla si se la lanzas a sus manos.
Empieza a dibujar caras y personas.
Puede hacer bolas, churros y figuras con plastilina.
Sus garabatos empiezan a parecer letras.
Se identifica con los personajes de los cuentos.